Extraído del libro: Se alegraron de ver al Señor. Meditaciones acerca de la Andadura Pascual - Natàlia Plá.
A partir de textos inéditos de Alfredo Rubio de Castarlenas
A partir de textos inéditos de Alfredo Rubio de Castarlenas
ENCARNAR
Y VIVIR EN PLENITUD
Considero la encarnación como un
proceso personal y grupal que nos conduce a entrar en un ambiente, en nuestro
mundo, no sólo para estar, sino también para transformarlo, es decir “mojarse y
embarrarse” desde lo que uno es y como testimonio del Cristo encarnado.
Actualmente desempeño algunas tareas sociales en medio de una “humanidad necesitada”, abierta al deseo que tenemos todos, de alcanzar metas que nos hagan más dignos, hermanos, solidarios y dispuestos a mejorar el entorno.
Para mí, trabajar en la zona rural de la
provincia de Monte Plata, es una forma de vivir aprendiendo, creciendo y, a la
vez, hacerlo acompañando, escuchando, atendiendo, sugiriendo, apoyando… Me siento
imagen del Creador y recreadora con Él, haciéndolo presente en mi ser y hacer.
Hago presente a un Dios que desciende y se acerca de mil maneras, a cada ser
humano llenándolo de su presencia y amor, para llevarlo a su plenitud humana.
Estando en una sociedad y un mundo tan plural, me agrada el trabajo en
ambientes civiles, sencillos, poco vistosos... Soy consciente que predico a
Dios sin palabras, trato de darlo a entender con gestos y actitudes, con el
lenguaje del amor, de la compasión y la comprensión, expresiones del Dios de la Vida.
A través de la
Fundación Hermanos por Existir y, específicamente, trabajando en el Proyecto
Social La Cuchilla tratamos de promover y dignificar a las personas de esta
zona (se abarcan seis comunidades y unas
350 familias), especialmente, a los niños y las mujeres. Pero para potenciar
esta labor vemos necesario recomponer, a su vez, la identidad de los varones.
Mediante formación, acompañamiento y algunas
charlas, nuestro interés es llevar a las personas hacia un despertar, un darse
cuenta del ser y del papel que cada uno tiene y tenemos en el planeta. Ser
conscientes de nuestra única posibilidad de existir, que además es gratuita y
nos abre a infinidad de posibilidades. Reconocernos llenos de capacidades,
también de límites; todo en un sólo y único ser personal, el de cada uno, que
es irrepetible; y además desde la libertad, la sabiduría y el amor capaz de transformarnos
y aportar mejoras para el mundo.
Me llena de
satisfacción cada logro, crecimiento, motivación, interés o iniciativa por
parte de las personas o grupos de estas comunidades. Como todo cambia: los ambientes, las
personas, las circunstancias, los tiempos; siento que éste estar, ésta
encarnación es pasajera,
pero Dios siempre permanece.
De momento, vivo cada día con la
clara-esperanza de que es posible una vida más plena y gratificante para todos.
Con esta certeza trato de mostrar el Amor que viene de Dios y que Jesús nos desveló
con su vida de entrega.
PROCESOS DE CAMBIO
Hace
unos días, en la zona de La Cuchilla (República
Dominicana), realizamos un encuentro especial con 15 varones, lo que es algo
inusual, puesto que lo acostumbrado es que las que respondan a una convocatoria
sean las mujeres.
15
varones receptivos a escuchar y aprender sobre los Derechos de los niños y las
niñas, haciendo énfasis en la protección de las niñas abusadas dentro y fuera
de los hogares. Expusimos las nuevas
Leyes de la República Dominicana que protegen a los infantes de cualquier
maltrato, las penalizaciones que ahora existen si los padres toleran las
uniones de sus hijas menores de 18 años, o el abuso hacia ellas.
Los 15 padres de La Cuchilla, en la sección la Gina
de Yamasa (Monte Plata), se percataron que no son los dueños de sus hijos e
hijas, más bien sus protectores y cuidadores hasta la mayoría de edad.
Hasta hace pocos años la autoridad paterna
era totalitaria y, casi, hacía de los hijos, un producto de venta; tanto era
así que los padres podían casar a su hija menor con un hombre y en contra de su
voluntad. Ahora estos hechos se consideran una grave violación de los derechos
fundamentales puesto que el País ha
asumido compromisos internacionales de protección a los niños y las niñas.
Mostramos
que el matrimonio infantil forzado es una forma de violencia intrafamiliar, o
una falsa expectativa de emancipación de la menor, y con frecuencia una
oportunidad de negociación entre familias, como una forma aparente de salir de
la pobreza, aunque la mayoría de las veces, no resuelve ni resulta
satisfactoria. Por el contrario, el matrimonio infantil genera enfermedades,
trastornos psicológicos, dependencia económica
y más pobreza.
Qué
sorpresa para los asistentes escuchar que, actualmente tanto los padres como
las madres, pueden ser denunciados por prácticas de abusos hacia sus hijos y
pueden tener consecuencias legales y penales para aquellos que lo favorecen,
así como para los adultos que se casan o se emparejan con las niñas.
Las
uniones tempranas de niñas las expone a más violencia y pobreza puesto que
condiciona su desarrollo físico e intelectual. Un alto porcentaje de ellas
abandonan los estudios y tiene embarazos
de alto riesgo, debido a las complicaciones que se derivan de la inmadurez
fisiológica de sus cuerpos. Pueden hasta morir ellas o el bebé (el 16.2% de todas las muertes maternas son de
madres menores de 20 años).
Además,
el embarazo a temprana edad acarrea graves consecuencias psicológicas, como el
miedo a ser rechazadas socialmente, el rechazo hacia el bebé que genera sentimientos
de culpa y baja autoestima en la madre.
La
cultura machista de la República Dominicana hace que el 21% de las niñas en matrimonio infantil o uniones tempranas hayan sido
objeto de malos tratos o abuso físico o sexual por parte de su pareja. Y se dan
bastantes casos de niñas que, después de un tiempo de vida marital, son
abandonadas por sus parejas y no se hacen responsables de los hijos. Estas niñas-mamás,
que provienen de hogares pobres, están condenadas a seguir repitiendo
situaciones similares de dependencia económica buscando su manutención y la de
sus hijos.
Otra
desgracia que provoca el matrimonio infantil, son los padres que no reciben de
nuevo a sus hijas-niñas separadas de sus parejas, alegando que ya son adultas y
que tiene hijos, incluso culpándolas de su trágica situación.… ¿Adultas a los
15, 16 y 17 años? ¿Quién las encaminó hacia ese destino, en lugar de
estimularlas en el estudio y apoyarlas para formarse y lograr un futuro
mejor?
La
Ley 136-03 (de Protección a los niños, niñas y adolescentes) es una iniciativa que
pretende retrasar la edad de los matrimonio, del embarazo y de las
responsabilidades familiares, garantizando que hasta los 18 años, las niñas y
los niños estén bajo la protección y tutela de los padres. Estos deben ser referentes
y practicantes de valores como el amor, el respeto, la comprensión y el cuido.
Esta
Ley también pretende dar acceso a una educación de calidad que favorezca especialmente
a las niñas superando la desigualdad de género, la pobreza y las familias
mono-marentales.
Trabajar
por una sociedad dominicana formada, madura y comprometida nos enaltece y nos fortalece
como colectivo. Además, mejora las condiciones de nuestros niños y niñas,
futuros ciudadanos, que requieren de una dignidad y del reconocimiento y
cumplimiento de sus derechos para crecer seguros, protegidos y acompañados,
hasta su mayoría de edad.
Anna María Ollé
Miembro Colegiata Ntra. Sra. del Cielo
Datos de UNICEF, 2018
Miembro Colegiata Ntra. Sra. del Cielo
Datos de UNICEF, 2018