AGOSTO 2020

 

OTRA MANERA DE ENFRENTAR EL DUELO


Hemos vivido en estos meses muchos duelos, entre ellos la pérdida de la autonomía, de la libertad; el miedo a la pérdida económica, la salud, la seguridad y pérdidas de personas por enfermedad.

Nos hemos preguntado ¿Por qué me ocurre a mí?, ¿Por qué Dios ha hecho o permitido esto?, ¿Para qué sirve tanto esfuerzo?, ¿Por qué hay gente tan mala?, ¿Qué sentido tiene todo ahora?, ¿Por qué me ha fallado mi Dios?, ¿Quién me asegura que podemos volver a la normalidad?

Todas estas preguntas son las normales en un duelo, pero todas llevan un mensaje de desesperanza, un mensaje de pérdida de la espiritualidad que debemos retomar y tratar de formular de una manera más responsable, para encontrar el sentido de la vida. 


Debemos reconocer que la vida nos lleva por muchos caminos de cambios y de enseñanzas múltiples, tenemos la capacidad de aprender y tomar lo más conveniente. Por ello debemos analizar lo siguiente:
  • Experimentar y saber identificar las experiencias de asombro, misterio y aprender de  ellas para, en un momento dado aplicarlas nuevamente.
  • Cuestionar siempre el significado y sentido de las cosas vividas, dando respuesta a mis preguntas.
  • Obtener un autoconocimiento que sea positivo y dinámico, utilizar mis  sentimientos y emociones en aras de un crecimiento personal.
  • Promover lo aprendido en mí y en mi comunidad para alcanzar una mayor autotrascendencia.
  • Explorar nuestros puntos de empatía con los otros, siendo corresponsables ante el cuidado de los seres queridos que están en mi entorno, mi medio natural, promoviendo la contemplación y el silencio que nos permitan la búsqueda de sentido.
  • Desarrollar mi comunicación sin juicios, para apoyar a los vulnerables cooperando en el cambio de actitudes y ambientes en los que nos encontramos inmersos.
  • Fomentar la comunicación a través del el arte, la música, la escritura donde mi espíritu pueda crear nuevas opciones de crecimiento.
  • Capacitarnos para identificar, explorar los valores descubiertos y ayudar a los demás.
  • Conocernos y valorar las respuestas, interpretaciones y experiencias que han influido en mí, en mi historia y en mi contexto.
  • Tomar de manera consiente una opción de vida, aprendiendo de los errores, aprovechando los aciertos y promoviendo el dialogo en un entorno cercano y, por qué  no, lejano.
  • Aprender a perdonar y perdonarnos por lo que no hemos hecho, por lo que dejamos de hacer, por darle prioridad al tener en vez del ser espiritual.

Es muy importante analizar nuestras pérdidas y lo que hemos aprendido de ellas. En muchos de los análisis realizados la responsabilidad es de los otros, cónyuge, hijos, familia, amistades, personal sanitario, nunca la responsabilidad es propia. Creemos que solo al final se resuelve toda una historia de vida. El gozo de existir es un ejercicio diario.

Aunque la vida tiene implícita la muerte, debemos aprender a vivir a pesar del dolor de la pérdida y una manera de lograrlo es cambiar de actitud para encontrar el sentido de la  vida.

Los valores de la persona y el amor son los dirigentes del cambio. Me amo. Y por ello debo enfocar mis fuerzas al crecimiento personal y al apoyo de los demás, y debo darme cuenta que la actitud de cómo vea las cosas depende de mí, no de otros.

Ahí encuentro mi libertad, la responsabilidad y el deseo de amar en plenitud. 

 

Dra. María Bertha Covarrubias Manrique

Médico Geriatra especialista en logoterapia y tanatología 

Miembro de la Colegiata de Ntra. Sra. del Cielo



MEDITACIONES


   Cortesía de Julio Lozano - España





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