MARZO 2021

 CREATIVIDAD INNATA

El poder creativo está dentro de nosotros, nacemos con el. Todo lo que nos rodea ha sido creado. Así, el Universo es creación y destrucción. Destrucción para volver a crear, como la bellota fenece para dar vida a un roble, fuerte y robusto. Este hecho, entre infinitos en la naturaleza, nos resitúa e increpa: ¿cómo de algo tan pequeño nace un árbol? Todo ese roble está dentro de su fruto y el potencial creativo se hace patente, al igual que nuestro creador, Dios Padre, está en nuestro interior y se presenta en cada acción cotidiana.

En una sociedad donde prima el hemisferio izquierdo, esto es, la lógica y la racionalidad, hemos de apostar por darle voz al derecho, a las emociones, al arte y a la belleza, para tomar perspectiva y planificar creativamente, en soledad y silencio, liberados del estrés diario, las distracciones y las prisas. Porque la creatividad es equilibrio entre ambos hemisferios.

Cuando contemplamos un paisaje, escuchamos música o practicamos deporte, el cerebro gestiona la información que entra en nosotros y da una respuesta. Nuestro cerebro activa las conexiones neuronales oportunas. Es claro: si la mente se enfrenta a los mismos hechos, las conexiones que se activen serán similares y darán una misma contestación. Si no nos damos tiempo para aprender de lo nuevo, seguiremos con los automatismos con los que habitualmente respondemos y nos quedaremos estancados. Sin embargo, cuantas más experiencias novedosas acontezcan, más conexiones diferentes se generarán y, por ende, más creativos seremos. Por ello, el destinar un tiempo para la oración, donde se entrelaza la amistad profunda con Aquel que nos ama, eleva exponencialmente nuestra paz y armonía. Ya no se trata de aprender técnicas para ser creativos, sino de dejar fluir nuestra creatividad, natural, despertando capacidades dormidas. Al fin y al cabo, somos criaturas, creadas a imagen de Dios.

Para potenciar esta creatividad innata es necesario mantener un estado mental óptimo, con una buena gestión de pensamientos y emociones. Crear comunicaciones sinápticas nuevas, contemplando lo que realmente tiene sentido y guardando en el corazón lo que nos posibilita ser mejores personas. Un sencillo ejercicio es hacer una pequeña lista de agradecimientos. Apuntemos diez hechos ocurridos en nuestra vida que ahora agradecemos. No han de ser experiencias bellas exclusivamente, sino aquellas de las que hayamos aprendido, recordando con gratitud.

Esto me recuerda a los diez leprosos [1] que fueron curados y uno de ellos, posiblemente el más sano en su expresión mental y espiritual, se dio la vuelta para dar las gracias. Jesús alabó este hecho porque sabía que era la puerta a una vida saludable y llena de bendiciones. El ser agradecidos, el fijarnos en el bien que otros hacen por nosotros, nos libera de las ataduras del rencor y nos centra en la bondad del que se ocupa. Además, nos anima a pasar por la vida haciendo el bien, con sencillez y alegría. Y es, a partir de ahí, donde encontramos el trampolín para crear belleza. 

Sara Canca Repiso

Psicóloga  (Murtra Galilea - Cádiz)

Miembro de la Colegiata de Ntra. Sra. del Cielo

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[1] Evangelio (Lc 17,11-19)

MEDITACIÓN