OCTUBRE 2022


Yo no esperaré. Viviré el momento presente colmándolo de amor


Estas son palabras de un gran hombre que vivió amando y que amó en plenitud. El 16 de septiembre de este año se han cumplido 20 años de su fallecimiento. Con este motivo se organizó en Roma un simposio internacional titulado: “Van Thuan, vida, santidad y misión”.

Francisco Xavier Nguyen Van Thuan, nació el 17 de abril de 1928 en Hue, Vietnam.  Fue nombrado obispo de Nha Trang y años más tarde arzobispo coadjutor de la que se llamaba entonces Saigón (hoy ciudad de Ho Chi Min). A los pocos meses, al llegar el régimen comunista al poder, fue arrestado. Pasó 13 años en la cárcel, 9 años en régimen de aislamiento. Liberado, estuvo bajo arresto domiciliario en Hanoi. En 1991 fue puesto en libertad y vivió exiliado en Roma en donde fue nombrado cardenal y fue presidente del Consejo Justicia y Paz; murió el 16 de septiembre 2002 en esta ciudad. Está abierta su causa de canonización.

Van Thuan, en la cárcel a escondidas, logró obtener viejos calendarios en cuyas hojas escribía pequeñas meditaciones que día a día lograba en secreto y con ayuda de un niño, hacer llegar a amigos y feligreses.  Esas meditaciones eran luego copiadas y difundidas…. Estos textos constituyeron un libro: “El camino de la Esperanza”.  Copiado en un cuaderno, el escrito iba de casa en casa, de aldea en aldea… No llevaba firma, pero todos sabían su origen.           

Durante su encarcelamiento, Van Thuan descubre en lo profundo de su corazón, que Dios le llama a escoger a Dios y no las obras de Dios.  Y dice:
“Cuando los comunistas me metieron en el fondo del barco Hâi-Pông con otros 1,500 prisioneros, para transportarnos al norte, viendo la desesperación, el odio, el deseo de venganza sobre las caras de los detenidos, compartí su sufrimiento, pero rápidamente me llamó otra vez esta voz: «escoge a Dios y no las obras de Dios», y yo me decía: «De veras, Señor, aquí está mi catedral, aquí está el pueblo de Dios que me has dado para que lo cuide. Debo asegurar la presencia de Dios en medio de estos hermanos desesperados, miserables. Es tu voluntad, entonces es mi elección.

Llegados a la montaña de Vinh-Phû, al campo de reeducación, donde hay 250 prisioneros, que en su mayoría no eran católicos, esa voz me llama de nuevo: «Escoge a Dios y no las obras de Dios». «Sí, Señor, tú me mandas aquí para ser tu amor en medio de mis hermanos, en el hambre, en el frío, en el trabajo fatigoso, en la humillación, en la injusticia. Te elijo a ti, tu voluntad, soy tu misionero aquí». Desde ese momento me llena una nueva paz y permanece en mí durante 13 años. Siento mi debilidad humana, renuevo esta elección ante las situaciones difíciles, y nunca me falta la paz”.

Monseñor Van Thuan, en prisión se decía a sí mismo: ahora puedo decir como san Pablo: yo Francisco, prisionero por Cristo.

Mons. Van Thuan había hecho muchas cosas en su diócesis, trabajando como obispo. Pero ahora se encontraba aislado, inactivo y separado de sus feligreses. Una noche, oyó una voz que le sugería: ¿Por qué te atormentas así? Tienes que distinguir entre Dios y las obras de Dios.  Todo lo que has hecho: formación de seminaristas, de laicos, visitas pastorales todo es una obra excelente. Son obras de Dios, pero no es Dios. Si Dios te llama ahora a abandonar todas estas obras poniéndolas en sus manos, confía en Dios. 

Mons. Van Thuan sintió que estaba llamado a vivir el aquí y el ahora entre esas personas con las que estaba.  Esa era su feligresía, ese barco lleno de prisioneros era su catedral.

Me hace pensar en que a veces podemos tener la tentación de aferrarnos a nuestro trabajo, a la misión que se nos encomendó, al servicio que se nos pidió, como si fueran nuestra propiedad…. Qué ejemplo nos da el Mons. Van Thuan, de distinguir entre Dios y las obras de Dios. Y aprender a soltar… Dios se ocupa de sus obras, Dios suscitará personas que lo hagan… Abramos los ojos y el corazón a lo que estamos llamados a vivir aquí y ahora. Y decir como este gran apóstol: “Yo no esperaré. Viviré el momento presente colmándolo de amor”.


María  de Jesús Chávez-Camacho Pedraza

Miembro de la Colegiata de Ntra.Sra. del Cielo

Pineda de Mar, Barcelona

  

Bibliografía:

“Van Thuan, Libre entre rejas”, Gutiérrez de Cabiedes Teresa, Ciudad Nueva 2016

“Cinco panes y dos peces”, Card F.X. Nguyen Van Thuan, Ciudad Nueva, 2012.

 

CAMINAR JUNT@S


X. Formarse en sinodalidad

La espiritualidad del caminar juntos está destinada a ser un principio educativo para la formación de la persona humana y del cristiano, de las familias y de las comunidades. ¿Cómo formamos a las personas, en particular aquellas que tienen funciones de responsabilidad dentro de la comunidad, para hacerlas más capaces de “caminar juntos”, escucharse recíprocamente y dialogar? ¿Qué formación ofrecemos para el discernimiento y para el ejercicio de la autoridad? ¿Qué instrumentos nos ayudan a leer las dinámicas de la cultura en la cual estamos inmersos y el impacto que ellas tienen sobre nuestro estilo de vivir como Iglesia?  


MEDITACIÓN


Imagen Cortesía de Toñi Ortiz




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