Alabanza en la Fragilidad: la muerte en el umbral del
Misterio
5 de abril de 2015
Manolita Pedra
Pitar
Miembro de la Colegiata
Nuestra Señora del Cielo
Hoy es como si Dios me hubiera hecho saber que acepta mi gran deseo de reparación. Estoy de nuevo muy enferma. La enfermedad no la envía Dios, tan solo es llegar al límite de mi finitud. La enfermedad no la envía Dios, pero toda mi vida es de Dios. También mi muerte es de Dios. Y yo soy toda de Dios. Mientras estaba esperando entrar a la consulta del médico, más de una hora, estaba con mucha paz y consolación interior, y de vez en cuando iba diciendo mentalmente unas pocas estrofas de una de las poquísimas oraciones que sé. Es de Charles de Foucauld¹ (añadida al final de este escrito), solo sé unas frases en las que se pide a Dios que se haga, en el que pronuncia la oración, lo que Él quiera, y sea lo que sea lo que llegue a pasarnos, le damos gracias. De vez en cuando iba haciendo este acto de abandono confiado, dando las más fervorosas gracias a nuestro amado Abba. Cuando me han comunicado el resultado de las pruebas médicas, me he quedado tan indiferente que tal vez habrá parecido que no me estaba enterando de nada.
Cuando he salido, me ha entrado
como un sentimiento de pereza por tener que pasar por todo lo que me esperaba,
pero enseguida he pedido perdón a Dios con mucho arrepentimiento y he regresado
a mi fervoroso dar gracias por todo. Ha sido después cuando he comenzado a
pensar que mis pobres actos de reparación Dios los había aceptado y ahora, en
la realidad del límite de mi vida, esto tendría una consumación, no buscada por
mí, pero sí abrazada amorosamente por mí, por amor a Dios y a mis
hermanos.
Tengo ahora, mientras escribo, otro deseo muy fervoroso: dar toda gloria a Dios, en mi límite, vivir solo para seguir dando testimonio del inmenso amor de Dios, seguir en toda alegría interior, seguir entregándome más y más a su Amor. Dejar que Él siga quemando y quemando y quemando...
Quisiera hacer de mi fragilidad
una continua alabanza. Quisiera transformarme en una acción de gracias. Sí,
quisiera aprovechar el tiempo, quisiera aprovecharlo bien, para cuando la
fragilidad se haga tan extrema que ya no sea ni posible pronunciar su Nombre
santísimo. Y quisiera servir amorosamente a mis hermanos, incluso cuando ya
Nuestro Señor tan amado me haya llevado más allá del umbral del Misterio.
Cuando la enfermedad haga su
trabajo, sé que Dios estará, también, haciendo su trabajo, creo que cuando
llegue no moriré solo por la enfermedad, sino que Dios me habrá consumido
totalmente en la llama ardiente de su amor. Entonces, cuando todo esto haya
pasado, entenderé todo lo que Dios ha querido hacer en mí sin saber yo cómo
puede ser, entonces todo se llenará de luz.
Llevo unos días en un
recogimiento y en un silencio muy grandes, en una continua alabanza, totalmente
bañada en el amor de Dios.
1 Plegaria de Charles de Foucauld
Padre mío,
me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus
criaturas, no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
Gracias. Qué belleza!!!
ResponderEliminarCuanta humildad y Fe en Dios Padre. Entrega absoluta por Amor.
ResponderEliminarGran testimonio.
Muy bonita pregaria d Charles d Foucault.
Ejemplos para todos .Gracias 🙏