Tomando caminos de libertad
Se llamaban: Odilia, Margarita,
Matilde, pero había muchas otras. Sus comienzos datan de finales del siglo XII
y siglo XIII, y otras siguieron su ejemplo tiempo después. Sus orígenes: el
norte de Europa… pero según se sabe hubo también después en otros lugares…
¿Su anhelo? Vivir en intimidad
con el Trascendente y servir a los más necesitados; por ejemplo, en hospitales.
Un cuido desde el amor.
En aquella época, las mujeres, en
especial las de una cierta posición social, tenían como opción contraer
matrimonio, frecuentemente por decisiones de los padres de los contrayentes
para unir patrimonios. O bien entrar en las órdenes monásticas. Lugares de
oración, vida comunitaria e importantes focos de cultura de entonces, y que
conllevaba en general la clausura.
Pero estas mujeres, conocidas
como beguinas, decidieron vivir su única vida de una manera que en aquella
época era novedosa y, a la vez, vista por algunos con recelo. Una vida fuera de
las estructuras entonces conocidas y viviendo de su trabajo. Usualmente hacían
labor manual en la industria textil, otras como copistas de libros; no existía
aún la imprenta. Muchas cultivaban y vendían hierbas y plantas medicinales.
Las beguinas eran célibes y lo
eran por decisión propia, pero podían libremente dejar el beguinato si lo
deseaban y tomar otra opción de vida.
Muchos de sus textos han ido atravesando los siglos hasta hoy. Se trata de poesías, correspondencia y otros escritos en los que plasmaban su experiencia espiritual y reflexión teológica. Algo novedoso en ellas es que escribían en su lengua materna y no en latín, lengua usada en la Edad Media como lengua de enseñanza, de literatura, de ley, etc. Por ejemplo, Hadewijch de Amberes, es la primera mujer de la historia en escribir en lengua flamenca. Dicen que no escribió en latín, aunque lo conocía bien. Como las demás beguinas escribieron en lengua vernácula para ser entendidas por todos.
Si bien hubo personas que las apoyaron, también hubo quienes las criticaron duramente. No era bien visto en aquel tiempo que mujeres vivieran la vida que llevaban sin un tipo de estructura, sin dependencia de sus padres, maridos u órdenes religiosas. La crítica fue más allá y se les persiguió y presionó para que dejaran la opción de vida que llevaban. Algunas de ellas terminaron su vida en monasterios, siendo en sus nuevos hogares, lo que ya eran: luz para los demás. Margarita Porete, que fue perseguida y obligada a retractarse de sus escritos, resistió en silencio y lo pagó con su vida.
Hoy se puede visitar algunos de
los lugares donde vivieron, en ciudades como Brujas, Lovaina, Ámsterdam. Trece
de estos lugares llamados beguinatos han sido declarados patrimonio cultural de
la UNESCO. Accediendo por un portón encuentras casitas formando un círculo con
un gran jardín en medio. Es un espacio donde se respira paz.
Mujeres valientes, mujeres de una
gran libertad interior. Tomando caminos de libertad abrieron caminos para otras
muchas…
Algunos libros para seguir profundizando:
– María Cristina Inogés Sanz, “Beguinas, memoria herida”,
PPC, Madrid 2021
– Prado Pérez de Madrid, “El beso de Dios, Las beguinas y la espiritualidad del
Amado y los cuidados”, San Pablo, Madrid, 2023
Fuente: Revista RE