MARZO 2025

 Tomando caminos de libertad


María de Jesús CHÁVEZ-CAMACHO PEDRAZA
Miembro de la Colegiata Nuestra Señora del Cielo
Pineda de Mar

Se llamaban: Odilia, Margarita, Matilde, pero había muchas otras. Sus comienzos datan de finales del siglo XII y siglo XIII, y otras siguieron su ejemplo tiempo después. Sus orígenes: el norte de Europa… pero según se sabe hubo también después en otros lugares…

¿Su anhelo? Vivir en intimidad con el Trascendente y servir a los más necesitados; por ejemplo, en hospitales. Un cuido desde el amor.

En aquella época, las mujeres, en especial las de una cierta posición social, tenían como opción contraer matrimonio, frecuentemente por decisiones de los padres de los contrayentes para unir patrimonios. O bien entrar en las órdenes monásticas. Lugares de oración, vida comunitaria e importantes focos de cultura de entonces, y que conllevaba en general la clausura.

Pero estas mujeres, conocidas como beguinas, decidieron vivir su única vida de una manera que en aquella época era novedosa y, a la vez, vista por algunos con recelo. Una vida fuera de las estructuras entonces conocidas y viviendo de su trabajo. Usualmente hacían labor manual en la industria textil, otras como copistas de libros; no existía aún la imprenta. Muchas cultivaban y vendían hierbas y plantas medicinales.

Las beguinas eran célibes y lo eran por decisión propia, pero podían libremente dejar el beguinato si lo deseaban y tomar otra opción de vida.

Muchos de sus textos han ido atravesando los siglos hasta hoy. Se trata de poesías, correspondencia y otros escritos en los que plasmaban su experiencia espiritual y reflexión teológica. Algo novedoso en ellas es que escribían en su lengua materna y no en latín, lengua usada en la Edad Media como lengua de enseñanza, de literatura, de ley, etc. Por ejemplo, Hadewijch de Amberes, es la primera mujer de la historia en escribir en lengua flamenca. Dicen que no escribió en latín, aunque lo conocía bien. Como las demás beguinas escribieron en lengua vernácula para ser entendidas por todos.

Si bien hubo personas que las apoyaron, también hubo quienes las criticaron duramente. No era bien visto en aquel tiempo que mujeres vivieran la vida que llevaban sin un tipo de estructura, sin dependencia de sus padres, maridos u órdenes religiosas. La crítica fue más allá y se les persiguió y presionó para que dejaran la opción de vida que llevaban.  Algunas de ellas terminaron su vida en monasterios, siendo en sus nuevos hogares, lo que ya eran: luz para los demás. Margarita Porete, que fue perseguida y obligada a retractarse de sus escritos, resistió en silencio y lo pagó con su vida.

Hoy se puede visitar algunos de los lugares donde vivieron, en ciudades como Brujas, Lovaina, Ámsterdam. Trece de estos lugares llamados beguinatos han sido declarados patrimonio cultural de la UNESCO. Accediendo por un portón encuentras casitas formando un círculo con un gran jardín en medio. Es un espacio donde se respira paz.

Mujeres valientes, mujeres de una gran libertad interior. Tomando caminos de libertad abrieron caminos para otras muchas…

Algunos libros para seguir profundizando:

– María Cristina Inogés Sanz, “Beguinas, memoria herida”, PPC, Madrid 2021
– Prado Pérez de Madrid, “El beso de Dios, Las beguinas y la espiritualidad del Amado y los cuidados”, San Pablo, Madrid, 2023


Fuente: Revista RE



FEBRERO 2025


¿Qué es lo que hace que un regalo sea un regalo?


Gemma Manau
Teóloga
Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo



Aún tenemos el regusto de las fiestas navideñas. De las fiestas litúrgicas, la misa del Gallo, la Epifanía; de las celebraciones familiares y con amigos en la que nos reencontramos, aunque sea una vez al año… intercambiamos regalos… o simplemente los ofrecemos.

¿Pero qué es lo que hace que un regalo sea, precisamente eso, un regalo? 

Así a voz de pronto sin pensar mucho quizá diríamos que la gratuidad. Para que algo sea realmente un regalo tiene que ser gratuito, los regalos no se compran. Podemos comprar algo y envolverlo con un papel colorido y vistoso, incluso lo podemos poner a los pies del árbol de Navidad como en las películas, para no sentirnos tan solos, pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que aquello no es un regalo.

Si el regalo es gratuito tampoco pueden buscar una recompensa, porque entonces dejan de ser gratuitos para convertirse en una especie de trueque; en un intercambio de favores… ni pueden ser por conveniencia porque entonces lo que estamos comprando es al “otro”. 
Los regalos que recibimos no parten de nuestra iniciativa, sino de la de otro, de aquel o aquella que decide obsequiarnos gratuitamente. 

El regalo presupone, por lo tanto, la alteridad. Supone una salida de sí mismo hacia el otro. Una salida desinteresada y gratuita. Regalar significa descentrarse de uno mismo, para centrarse en el otro. La gratuidad presupone o dicho de otra forma, va de la mano del amor. Esta es precisamente la lógica del amor, dar gratuitamente y «la lógica de lo gratuito es el amor. En el amor alcanza lo gratuito su pleno sentido. Dar, sin esperar nada, eso es amor». [1]

Aún y así, me continúo cuestionando ¿para qué algo sea un regalo, es suficiente que sea gratuito y por amor?


 
El dominico Martín Gelabert nos dirá que no. Para que algo sea un regalo falta aún otro elemento no menos importante que el dador y lo dado: el receptor, pues «sin él tampoco puede haber amor ni donación gratuita». [2]

El regalo, el don, se convierte en regalo cuando es aceptado gratuitamente por el receptor. Por eso afirma este teólogo que «la gratuidad del don implica el contra-don del reconocimiento, de la aceptación». [3]

No hay don sin la gratuidad del dador, pero tampoco lo hay sin la gratuidad del receptor.
Y si para dar es necesario el amor gratuito, no es menos necesario para el contra-don. 
Necesitamos una buena dosis de humildad para descentrarnos de nosotros mismos y centrarnos en el otro, pero esa misma humildad es necesaria para aceptar gozosa y gratuitamente lo que se nos ofrece y convertirlo en don.

Estas navidades recibí regalos y di otros, pero hace más de 50 años recibí el regalo de mi existencia que no pedí, precisamente porque no existía. Me fue dada gratuitamente por Dios y por mis padres, ahora me toca a mí ¡convertir esta existencia en don! Acogerla gratuitamente y por amor para hacer de ella realmente un don. 
 
[1] Martín Gelabert.  La Gracia: Gratis et amore. Salamanca: Editorial San Esteban, 2002, p. 11.
[2] Gelabert. La Gracia, p. 13.
[3] Gelabert. La Gracia, p. 15.




Meditación







ENERO 2025

 

El amor es asimétrico


Leticia Soberón Mainero
Psicóloga Experta en Inteligencia Colaborativa
Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo


En toda relación de cariño -familiar, de pareja, de amigos-, cada persona ama sólo en la medida de sus posibilidades. No todo el mundo tiene la misma capacidad para dar y recibir amor.

Esa capacidad podría ser descrita de muchas formas. Por ejemplo, cuánto la persona realmente conoce y acepta a la otra, cuánto la respeta en sí misma y en sus decisiones libres; si es capaz de escucharla y acoger su realidad, cómo favorece su desarrollo y su bienestar, si tiene paciencia en aquello que le es difícil gestionar… Y para recibir amor, correlativamente se requiere respetarse a sí misma, ser veraz ante la otra persona y dejarse conocer, dejarse cuidar y recibir atenciones… En todo amor auténtico la reciprocidad es clave para que haya una relación sana. Es dar y recibir. Pero incluso en la reciprocidad, el amor suele ser asimétrico. Una de las partes suele amar más intensamente que la otra. O al menos, con tipos de generosidad dispar: en unos campos más que en otros, cosa no siempre percibida en sus matices, de modo que con frecuencia las personas se perciben dando más que lo que reciben.

La mayoría de nosotros estamos muy pobremente formados en el arte de amar. Hemos ido creciendo selváticamente a base de experiencias más o menos gratificantes o dolorosas. Nos defendemos, nos escondemos, calculamos…

Aun así, casi siempre intentamos amar. Es aquí donde hay que recordar que, sea en la medida y del modo que sea, cuando alguien expresa un gesto de amor sincero y desinteresado, lo hace gratis. En ese dar y recibir, las personas nos regalan su tiempo, su apoyo, porque quieren. Son libres, pueden hacerlo o no. Nada puede exigirse. Y mucho menos reclamarse como «pago» por algo que uno hizo en momentos anteriores. Todo don se da porque se quiere dar. Y toda respuesta o correspondencia, es también gratuita por parte de los otros. El dinamismo de una gratuidad de cariño es difusivo y alcanza mucho más allá de los inmediatos. Llega lejos, irradia hasta quienes no conocemos, por esa indefinible conexión que existe entre las personas.


En nuestras relaciones personales asumamos que posiblemente hay quien nos ama mucho y nosotros menos, y en otros casos la asimetría se da al revés: nosotros expresamos más amor que el que percibimos de alguien. Y no podemos ni debemos exigir nada. La primera condición de la amistad es no forzar. Cada uno da lo que puede dar.

Así es entre Dios y nosotros. Él da todo. Nosotros, lo que podemos. Pero así su Amor llega lejos. Mucho más allá de nosotros.






DICIEMBRE 2024

Alabanza en la Fragilidad: la muerte en el umbral del Misterio 

5 de abril de 2015  

 

Manolita Pedra Pitar 

Miembro de la Colegiata Nuestra Señora del Cielo

Hoy es como si Dios me hubiera hecho saber que acepta mi gran deseo de reparación. Estoy de nuevo muy enferma. La enfermedad no la envía Dios, tan solo es llegar al límite de mi finitud. La enfermedad no la envía Dios, pero toda mi vida es de Dios. También mi muerte es de Dios. Y yo soy toda de Dios. Mientras estaba esperando entrar a la consulta del médico, más de una hora, estaba con mucha paz y consolación interior, y de vez en cuando iba diciendo mentalmente unas pocas estrofas de una de las poquísimas oraciones que sé. Es de Charles de Foucauld¹ (añadida al final de este escrito), solo sé unas frases en las que se pide a Dios que se haga, en el que pronuncia la oración, lo que Él quiera, y sea lo que sea lo que llegue a pasarnos, le damos gracias. De vez en cuando iba haciendo este acto de abandono confiado, dando las más fervorosas gracias a nuestro amado Abba. Cuando me han comunicado el resultado de las pruebas médicas, me he quedado tan indiferente que tal vez habrá parecido que no me estaba enterando de nada. 

Cuando he salido, me ha entrado como un sentimiento de pereza por tener que pasar por todo lo que me esperaba, pero enseguida he pedido perdón a Dios con mucho arrepentimiento y he regresado a mi fervoroso dar gracias por todo. Ha sido después cuando he comenzado a pensar que mis pobres actos de reparación Dios los había aceptado y ahora, en la realidad del límite de mi vida, esto tendría una consumación, no buscada por mí, pero sí abrazada amorosamente por mí, por amor a Dios y a mis hermanos. 


Tengo ahora, mientras escribo, otro deseo muy fervoroso: dar toda gloria a Dios, en mi límite, vivir solo para seguir dando testimonio del inmenso amor de Dios, seguir en toda alegría interior, seguir entregándome más y más a su Amor. Dejar que Él siga quemando y quemando y quemando... 

Quisiera hacer de mi fragilidad una continua alabanza. Quisiera transformarme en una acción de gracias. Sí, quisiera aprovechar el tiempo, quisiera aprovecharlo bien, para cuando la fragilidad se haga tan extrema que ya no sea ni posible pronunciar su Nombre santísimo. Y quisiera servir amorosamente a mis hermanos, incluso cuando ya Nuestro Señor tan amado me haya llevado más allá del umbral del Misterio. 

Cuando la enfermedad haga su trabajo, sé que Dios estará, también, haciendo su trabajo, creo que cuando llegue no moriré solo por la enfermedad, sino que Dios me habrá consumido totalmente en la llama ardiente de su amor. Entonces, cuando todo esto haya pasado, entenderé todo lo que Dios ha querido hacer en mí sin saber yo cómo puede ser, entonces todo se llenará de luz. 

Llevo unos días en un recogimiento y en un silencio muy grandes, en una continua alabanza, totalmente bañada en el amor de Dios.

 

1 Plegaria de Charles de Foucauld 

Padre mío, 

me abandono a Ti. 

Haz de mí lo que quieras. 

Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. 

Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. 

Pongo mi vida en Tus manos. 

Te la doy, Dios mío, 

con todo el amor de mi corazón, 

porque te amo, 

y porque para mí amarte es darme, 

entregarme en Tus manos sin medida, 

con infinita confianza, 

porque Tú eres mi Padre.

 


Meditación





NOVIEMBRE 2024

 Soledad y silencio: un viaje hacia adentro


Manuela Pedra Pitar
Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo
Teóloga
Barcelona

Esta sociedad en la que estamos inmersos, para bien y para mal, ha convertido el ruido y la hiperactividad en el aire que respiramos y el ambiente en que nos movemos. Se considera natural e incluso necesario que nuestra vida sea así. Diríase que nuestra sociedad afirma su identidad con la algarabía y el movimiento que es capaz de producir, sustituyendo la capacidad de reflexión de los hombres y las mujeres que la forman, por estridencias y prisas que les ahorran pensar. Diríase que a nuestro alrededor cunde y se eleva una estrepitosa conjura contra el silencio y la soledad, como si de enemigos del progreso se tratara.

Siendo así, la persona puede llegar a convertir su existencia en una sistemática huida hacia el exterior, despreciando por considerarlo un estorbo en esta ensordecedora carrera, las posibilidades de conocimiento de sí mismo y de los otros en cuanto personas; ignorando el mundo de los sentimientos y las emociones, y secuestrando lamentablemente el mundo interior en las cárceles oscuras del olvido. Sabemos mucho mejor lo que hacemos y lo que tenemos que lo que somos. En resumen, estamos inmersos, sin darnos cuenta, en una espiral deshumanizadora.

La soledad y el silencio, el silencio y la soledad, uno y otro forman una unidad de posibilidades del ser, se ofrecen ante nosotros como la capacidad de descontaminarse de tantos estímulos ambientales poco humanizantes que se imponen a nuestra conciencia, para dar paso al acto de libertad que supone ponernos en el ámbito de posibilidad de atender los estímulos que germinan en el interior de cada uno. Buscar en nuestras vidas espacios para cultivar estos dos valores aparece ahora como algo absolutamente necesario si queremos crecer armónicamente como personas.

La soledad y el silencio son un viaje hacia dentro. Para entrar en nuestra interioridad, sólo hace falta apartarse del rugido exterior, apartarse física y mentalmente de tanto ruido y ajetreo innecesarios y destinar algún tiempo y lugar para hacer esta inmersión en la tarea más importante que tiene por delante todo ser humano: paladear, disfrutar del regalo de la existencia. Evitar la dispersión en la que nos perdemos para encontrar la esencia de nuestro ser personal. Descubrir los mil motivos de asombro y de gratitud que encierra la vida. Entender cómo solo a través de este viaje, somos capaces de descubrir que la comunicación y la solidaridad con los que nos rodean es la única posibilidad de realizarnos personalmente.


Fuente: Murtra Santa María del Silencio (www.murtra.org), junio de 2015

 

Meditación



OCTUBRE 2024

 

El jardín de María


María de Jesús Chávez-Camacho Pedraza
Pineda de Mar (Barcelona)

En Bélgica, a unos 25 kilómetros de la ciudad de Lieja, hay un lugar, un remanso de paz:  Banneux.

Es 15 de enero de 1933, Mariette Beco que tiene 11 años, está en su casa mirando por la ventana en una noche nevada. Está atenta esperando a que su hermano Julian regresa a casa del trabajo. De pronto ve a través de la ventana a una hermosa mujer vestida de blanco que parece no tener frío y que le hace señas para que salga de la casa. Mariette se lo comenta a su madre, pero ésta le dice que no salga, no vaya ser que sea una bruja. Al asomarse la niña de nuevo a la ventana, la hermosa mujer ya no está. María la madre de Jesús se deja ver de Mariette 8 veces entre el 15 de enero y el 2 de marzo de 1933. Una de esas veces María bendice a la niña imponiéndole las manos.

Cuando Mariette le pregunta a María, a petición del párroco, cómo se llama, ella le dice: soy la Virgen de los Pobres. También nos invita a orar.

Me pregunto cuál es el milagro mayor, el regalo más grande que ocurrió en Banneux. ¿Es lo que dijo María? ¿Son las curaciones? Quizá el obsequio más grande de María en este bello lugar, como en otros lugares donde María se ha manifestado, es su amorosa presencia.


Muchas personas acuden a este santuario y recorren este bello “jardín de María”. Hay diversas capillas, una construida, a petición de María y que se encuentra ubicada en lo que era el patio de la casa de la familia de Mariette. Está, además, la Iglesia de la Virgen de los Pobres, con una capacidad para 5000 personas y que por su forma evoca la “tienda del encuentro” de los hebreos en su travesía del desierto. Hay bancos donde sentarse, diferentes sitios donde orar en grupo o a solas en silencio.  Los peregrinos pueden sumergir las manos en la fuente. María dice que esta fuente “está reservada a todas las Naciones, para aliviar a los enfermos”. Porque dice María: “vengo a aliviar el dolor”.

En Banneux hay una casa llamada “Hospitalidad” donde son acogidos los peregrinos enfermos, así como a sus acompañantes.

Este año 2024 en el santuario de Banneux es gran fiesta. Son los 75 años del reconocimiento oficial de las apariciones por parte de la Iglesia.

Cada año miles y miles de peregrinos van a Banneux, enfermos de diversas dolencias, y mucha gente que desea encomendar a María sus pobrezas, sus sufrimientos, sus sueños, sus búsquedas. Ella nos invita a meter las manos en la fuente que nos recuerda el agua de Vida que Jesús nos ofrece para vivir en plenitud.






SEPTIEMBRE 2024


Manuela Pedra Pitar 
Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo
Barcelona


25 Aniversario de mi conversión (1961-1986) 

Dios siempre nos busca. Él nos busca aún a pesar nuestro. Nos busca para llevarnos donde Él quiere y ser nuestra felicidad. Por nuestra parte, solo nos queda dejarnos encontrar. 

Ahora es mi aniversario, el mejor de todos, el único, el de la verdadera vida para mí. 

Ahora hace veinticinco años que conocí a Dios. Hace ya veinticinco años y todavía ahora revivo aquellos momentos con total intensidad. Cada año recuerdo hasta los más pequeños detalles, los vuelvo a vivenciar, pero cada vez encuentro nuevas claves de interpretación que me hablan de la infinita misericordia y amor de Dios. 

Dios es y esto basta. Todo lo que somos es puro don suyo. Estos años han sido un ir madurando lentamente esta verdad, un irla madurando adentrada en el silencio y en el despojamiento. 

Dios es, con esto basta. 

La contemplación de esta realidad llena toda mi vida y lleva mi espíritu y todo mi ser a un estado de continua y profunda adoración que no sé explicar. 

Dios es. Con esto tengo suficiente para vivir; todas las demás realidades quedan incluidas en esta realidad fontal, primera. 

Nada queda fuera de esta realidad englobante. En Dios todo queda armoniosamente incluido, como en un abrazo infinito. 

Demos gracias porque somos de Dios, porque todo es fruto de su amor. Gracias por las cosas que nos rodean que nos hablan de Él, por la vida que tenemos que es completamente suya. ¡Gracias! Demos gracias por tanto bien y, sobre todo, demos gracias. 

porque por su bondad nos tenemos los unos a los otros. 

¡Gracias!


Fuente: Libro Ser pan para los demás - Edimurtra Pag.165


Manuela Pedra Pitar (Barcelona, 1936-2015)

Licenciada en Ciencias Eclesiásticas y en Teología por la Facultad de Teología de Cataluña (España), donde cursó también los estudios de Doctorado. Colaboradora durante tres años en el Departamento de Moral de la citada Facultad. Realizó un máster en Psicología religiosa en la Fundació Vidal i Barraquer (Barcelona). Miembro del movimiento de Cursillos de Cristiandad de Barcelona ejerciendo el cargo de presidenta durante seis años. También participó en los Equipos de Matrimonios de Nuestra Señora en los que ocupó diversos cargos de responsabilidad. Dirigió cursos de formación religiosa y de valores humanos a grupos de jóvenes y adultos, así como acompañamiento espiritual a personas de diversas edades y condición. Impartió cursillos de lectura y comprensión de textos bíblicos, teológicos y filosóficos entre otras disciplinas. Sus enseñanzas se desarrollaron principalmente en Barcelona y en otras ciudades del estado español, así como en otras ciudades de Europa y de América Latina.

Autora de diversos artículos de opinión en prensa escrita, así como en revistas especializadas.




Meditación