NOVIEMBRE 2019




¿Por qué callaste, María?

Ahí, frente a tu hijo flagelado. Ahí, frente a los clavos del pecado. Ante la iniquidad más estremecedora.

¿Por qué callaste, María?

¿Acaso tu silencio era un grito ahogado de dolor?

¿Un río de lágrimas y de sollozos y se entrecortaban las palabras?

La más pura expresión de compasión de una madre por su hijo que entregó su vida por amor.

¿Por qué callaste, María?


Quizá la mirada profunda y desmayada de Jesús te quitó el aliento.

Quizá su silencio te sacudieron el alma y el corazón y no quedaba más que callar. 

Ni siquiera un susurro que surgiera de la profundidad del alma herida y desgarrada.

¿Acaso la historia fue injusta contigo y de callar nada pues gritaste hasta que se te acabó el alma?

Tu silencio y el suyo unidos; el soplo de vida, en el total abandono. 

Silencios que fueron Palabra.


¿Por qué callaste, María?

Porque tu silencio decía más que tus palabras. 

Porque no había palabras que expresaran lo que sentías. 

Porque el silencio a veces es la mejor medicina. 

Porque tendrías mucho que decir y nadie a quien decirlo.

Te estoy mirando, María y callo, ante ti, ante la fuerza y debilidad que intuyo en tu mirada.

Me deslumbran tu ternura y fortaleza.

Ojos en llanto y ojos de extraña confianza en el Amor. 

Tu mirada me habla, me abraza, me invita a callar.

Te dibujo en mi mente: háblame, háblame, no calles y si lo haces, hazme una contigo en el silencio.

no callaste, María, tú simplemente… Fuiste el Silencio de Dios que tenía abrazado a su Hijo, con todas las fuerzas.

Ahí sobran las palabras, ahí habla el infinito Amor vestido de Silencio.

María, eres silencio, eres palabra, envuelta en Amor.

Ave, ave, ave María...



Claudia Soberón

Actriz - Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo