MIRAR CON OJOS NUEVOS
Me gusta ir al mar y perderme
mirando el horizonte o a la cima de una montaña y observar la ciudad ante mí.
En definitiva, me da serenidad la idea de tomar perspectiva. Mirar lo mismo
desde otro punto de vista. La imagen de la montaña me la enseñó mi papá cuando
era niña.
Cuando atravesamos una dificultad nuestra mente intenta encontrar la forma de volverla más llevadera. Una forma es hacer una pausa y tomar perspectiva, mirarla casi como en una pantalla, desde fuera, para llegar a resolver el problema o aceptarlo si no está en nuestras manos su solución. Por eso muchas veces buscamos la soledad y el silencio. Porque en el silencio, podemos escuchar otra voz.
Pero ¿qué pasa cuando no existe la posibilidad de ir a una montaña o a la playa o a ningún otro sitio? Cuando nos encontramos en medio de la realidad con la que lidiar.
Los seres humanos tenemos la habilidad de generar perspectiva desde donde estemos aprendiendo a preguntarnos de forma constructiva. Ante una situación determinada puedo decir ¿por qué yo? o ¿qué puedo aprender de esto?
El hombre genera alrededor de 60.000 pensamientos al día y la mayoría son negativos, repetitivos y del pasado.
Ante la vastedad de pensamientos que producimos hemos de elegir pensar y preguntar lo que nos sugiera una salida o una respuesta para el bienestar.
Jesús solía cuestionar a sus discípulos constantemente, los animaba a plantearse las cosas siempre desde una perspectiva nueva. “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mt 16,15), “¿Creéis que puedo hacer esto?” (Mt 9,28), “¿Cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?” (Jn 3,12). Uno de los estilos pedagógicos de Jesús son las preguntas.
Podemos mirar una pérdida, una enfermedad, una separación con ojos que nos dejen anclados en la angustia -(¿por qué yo?, ¿por qué me pasó a mí?)- o que faciliten el crecimiento, el aprendizaje y el amor (¿qué me enseña esto?, ¿qué puedo dar de mí en esta circunstancia?, ¿qué elementos tengo a disposición para salir adelante?)-. La nueva mirada no quitará el dolor, hay que aceptarlo, pero sí cambia mi experiencia del dolor.
Las herramientas humanas que hemos recibido son sostenidas por la fe y la esperanza con la que abordamos la vida para generar nuevas creencias vitales.
Tenemos la capacidad para producir nuevas vivencias a partir de lo que nos sucede, y para ello es necesario ejercitar nuestra mente a saber contarnos lo mismo de una manera que nos impulse hacia delante, nos enraíce humildemente en nuestro límite y nos haga mirar con ojos nuevos.
Claudia Soberón
Actriz
Miembro de la Colegiata de Ntra.Sra. del Cielo
México
Muy buen artículo, sobre un tema tan crucial e impostergable como es el de "mirar con nuevos ojos" y mirarnos para reinventarnos.
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