Espiritualidad y reino de Dios
Desde hace un tiempo, se está manifestando una
creciente búsqueda de la dimensión espiritual, que quizás se acentúe aún más a
raíz de lo que está provocando en el mundo el covid-19.
El consumismo, el materialismo, la superficialidad,
el activismo ya se ve que no llenan el hueco interior personal, ni son los que
proveen de sentido la existencia. Tampoco son garantía de felicidad.
Dentro de esta búsqueda por cultivar la
interioridad y abrirse a la dimensión trascendente, han ido surgiendo -aparte de las que ya históricamente
existían- nuevas y diversas propuestas de espiritualidad. Algunas de ellas, mezcla
de elementos provenientes de diferentes fuentes, cosmovisiones, religiones o
pseudoreligiones, etc. formando un curioso sincretismo. Más allá de la validez
que cada una de estas propuestas pueda tener para cada persona en particular,
quizás podríamos preguntarnos cuál sería el criterio para saber si ese camino
espiritual en particular me lleva a una mayor hondura como ser humano. Y si
como cristiana me conduce a una mayor unidad con la Trinidad y con los demás
seres de la creación.
Uno de los aspectos que más llama la atención
de estas nuevas ofertas espirituales es que, en bastantes casos, conducen hacia
un subjetivismo espiritualista. Lo que se busca es, ante todo, la “perfección”
de uno mismo, lo cual lleva a un autocentramiento que no deja ver más allá del
propio ombligo.
Jesús de Nazaret se retiraba para estar a solas
y en silencio con el Padre. En el monte, en el campo, por los caminos… Antes de
elegir a los doce, pasó la noche en oración en la montaña, en diálogo con Dios
Padre. Era una decisión demasiado importante como para ser improvisada. Tenía
que hacerse desde la más profunda unidad con el Padre. Eligió a los doce y,
después, con ellos bajó al valle donde multitud de personas esperaban para ser
sanadas, para escuchar palabras que infundieran en ellos un destello de
esperanza en medio de sus duras vidas. Podemos ver aquí una sucesión: a solas y
en silencio con Dios Padre; vida de amistad y de comunidad con los discípulos;
llevando a cabo su misión en el mundo, con la gente (Lc. 6,12-19).
Jesús nunca habló de “espiritualidad”. De lo
que si habla, más de un centenar de veces, es del reino de Dios. Esta es su
misión: “Se ha cumplido el plazo, ya llega el reinado de Dios. Enmendaos y
creed la buena noticia.” (Mc 1,15; Mt 4,17); “También a otros pueblos tengo que
anunciarles el reino de Dios; para eso me han enviado” (Lc 4,43).
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Lourdes Flavià Forcada
Murtra Santa María del Silencio
Miembro de la Colegiata Ntra. Sra. del Cielo
MEDITACION JUEVES SANTO 2020 DIA DEL AMOR FRATERNO realizada por Lourdes Flavià - Grabada en Radio María Reina para la Iglesia de Calama (Chile)
MEDITACION JUEVES SANTO 2020 DIA DEL AMOR FRATERNO realizada por Lourdes Flavià - Grabada en Radio María Reina para la Iglesia de Calama (Chile)